Gota

En ocasiones, se hace referencia a la gota como la “enfermedad de los reyes” debido a que, durante mucho tiempo, se la asoció erróneamente con el tipo de consumo excesivo de comida y vino que sólo las personas ricas y poderosas podían permitirse. En realidad, cualquier persona puede sufrir esta dolencia y los factores de riesgo son diversos. Afortunadamente, es posible realizar un tratamiento y reducir los terribles ataques ocasionados por esta enfermedad evitando los alimentos que la desencadenan y empleando las opciones de medicamentos existentes.

Datos básicos

• La inflamación intensa y dolorosa de los pies (y en especial del dedo gordo) puede indicar la presencia de gota.
• Existen diversos tratamientos, pero la terapia debe establecerse para cada caso en particular.
• Evitar las bebidas alcohólicas y determinados pescados y carnes puede ayudar a prevenir futuros ataques de gota.

¿Qué es la gota?

La gota es una forma dolorosa y potencialmente incapacitante de artritis reconocida desde hace años. Los síntomas iniciales suelen ser episodios intensos de inflamación dolorosa de articulaciones individuales, con mayor frecuencia de los pies (en especial del dedo gordo). Hoy en día existen tratamientos para controlar la mayoría de los casos de gota, pero este trastorno puede resultar difícil de diagnosticar y la planificación del tratamiento debe adecuarse específicamente a cada persona.

¿Qué causa gota?

La gota se manifiesta cuando se acumula un exceso de ácido úrico (un producto residual normal) en el cuerpo y se forman depósitos de cristales en las articulaciones. Esto puede suceder debido a un aumento en la producción de ácido úrico o, con mayor frecuencia, porque los riñones no pueden eliminar el ácido úrico del organismo en forma adecuada. Hay ciertos alimentos, como los mariscos y el alcohol, que pueden aumentar los niveles de ácido úrico y provocar ataques de gota.

También hay medicamentos que pueden aumentar los niveles de ácido úrico. Algunos ejemplos son la aspirina en dosis moderadas (las dosis de 81 mg para la prevención de ataques cardíacos y cerebrovasculares tienen un efecto mínimo y, por lo general, pueden continuarse); los diuréticos, tales como la hidroclorotiazida (Esidrix, Hydro-D) y los inmunosupresores utilizados en transplantes de órganos, incluidos la ciclosporina (Neoral, Sandimmune) y el tacrolimus (Prograf). Con el tiempo, los altos niveles de ácido úrico en la sangre pueden ocasionar depósitos de cristales de urato monosódico en las articulaciones y alrededor de éstas. Estos cristales pueden atraer glóbulos blancos y provocar intensos ataques de gota. El ácido úrico también puede depositarse en el tracto urinario, lo que genera cálculos renales.

¿Quiénes padecen gota?

La gota afecta a unos 3 millones de estadounidenses. Esta enfermedad y sus complicaciones se presentan con mayor frecuencia en hombres, en mujeres posmenopáusicas y en personas con trastornos renales. La gota se relaciona estrechamente con la obesidad, la hipertensión, la hiperlipidemia y la diabetes. Por factores genéticos, esta afección tiende a heredarse en algunas familias.

¿Cómo se diagnostica la gota?

Existen muchos otros tipos de artritis que pueden presentar síntomas similares a los de la gota, por lo que es imprescindible realizar el diagnóstico adecuado. Se sospecha que un paciente tiene gota cuando presenta inflamación articular y dolor agudo seguidos, al menos al principio, de períodos indoloros entre los ataques. Los ataques iniciales de gota suelen producirse de noche.

Un diagnóstico correcto puede depender de la detección de los cristales característicos. El médico utilizará una aguja para extraer líquido de la articulación afectada y lo examinará en un microscopio para determinar la presencia de cristales de urato monosódico. En los casos avanzados de gota, los cristales también pueden alojarse en depósitos que se forman debajo de la piel (denominados tofos). Los niveles de ácido úrico en la sangre pueden prestarse a confusión, ya que pueden ser normales durante un tiempo o incluso bajos durante los ataques. Los niveles de ácido úrico también suelen ser elevados en personas que no padecen gota.

pie¿Cómo se trata la gota?

Tradicionalmente, el tratamiento para los casos agudos de gota ha consistido en la administración de colchicina (disponible sólo como fármaco genérico), que puede ser eficaz si se la administra en la etapa inicial del ataque. Sin embargo, la colchicina puede provocar náuseas, vómitos, diarrea y otros efectos colaterales. Las dosis pueden tolerarse mejor si son bajas y deben reducirse en pacientes con trastornos renales. Los antiinflamatorios no esteroides (AINE) son medicamentos “similares a la aspirina” que pueden aliviar la inflamación y el dolor en las articulaciones y otros tejidos. Los AINE, incluidos la indometacina (Indocin) y el naproxeno (Naprosyn), se han adoptado como la mejor opción para el tratamiento de la mayoría de los ataques agudos de gota. No se ha comprobado que un AINE en particular sea mejor que otro. El alivio más rápido de los síntomas se logra mediante altas dosis de AINE de acción rápida. Si bien estos medicamentos pueden provocar irritación estomacal, úlceras o diarrea, suelen tener buena tolerancia si se los administra durante un corto plazo.

Algunas personas no pueden tomar antiinflamatorios no esteroides debido a otros trastornos médicos, tales como úlceras o problemas renales, o al uso de anticoagulantes. Los corticosteroides son opciones importantes en pacientes que no pueden tomar AINE o colchicina. Su administración, ya sea por vía oral o mediante inyecciones intramusculares o en la articulación, puede ser muy eficaz para el tratamiento de los ataques de gota. El descanso de la articulación afectada y la aplicación de compresas frías en el área también pueden ayudar a aliviar el dolor.

En los pacientes que sufren ataques reiterados de gota, hiperuricemia, tofos o cálculos renales, se debería considerar la necesidad de tomar medidas para normalizar los niveles de ácido úrico en sangre. La probenecida (Benemid) ayuda a los riñones a eliminar el ácido úrico. El alopurinol (Lopurin, Zyloprim) bloquea la producción de ácido úrico y es el agente más utilizado para normalizar los niveles sanguíneos. En la actualidad, se están desarrollando otros agentes para normalizar los niveles de ácido úrico.

Lo que funciona bien para una persona puede no funcionar tan bien para otra. Por esta razón, las decisiones sobre cuándo comenzar el tratamiento y qué medicamentos utilizar deben tomarse de acuerdo a cada paciente en particular y dependen de la función renal y otros factores. Una vez definido el uso de ciertos agentes para reducir los niveles de ácido úrico, la terapia debería incrementarse en forma gradual hasta que los niveles se encuentren por debajo de los 6 mg/dl, una concentración que permite la disolución de los cristales.

Se debe reducir o eliminar la ingesta de alcohol. Las dietas que limitan los alimentos con un alto contenido de purinas (sustancias presentes en la carne y ciertos tipos de mariscos o bebidas ricas en fructosa) pueden ayudar en los casos difíciles. En casi todos los casos, el tratamiento contra la gota puede ser satisfactorio en la eliminación gradual de los ataques y la reducción de la cantidad y el tamaño de los tofos.

Mayor impacto de la gota en la salud

La gota suele asociarse a enfermedades cardíacas y renales o al uso de medicamentos que aumentan los niveles de ácido úrico. Por lo tanto, los exámenes médicos deberían incluir controles y tratamientos específicos para estos problemas relacionados.

Vivir con gotafruta

Un cambio de hábitos puede facilitar el control de esta enfermedad de por vida. Se sugiere, por ejemplo, perder peso de manera gradual, evitar consumir alcohol y, en algunos casos, reducir el consumo de alimentos con un alto contenido de purinas y carbohidratos.

El papel del reumatólogo en el tratamiento de la gota

El tratamiento de la gota puede ser complicado debido a la coexistencia de otros trastornos médicos y la administración de otros medicamentos. Como especialistas en el tratamiento de la artritis, los reumatólogos evalúan a los pacientes para determinar si la gota es la causa de esta afección, les explican la función y el uso adecuado de los medicamentos y otras medidas para tratar esta enfermedad y actúan como un recurso para los médicos de cabecera.

Puntos para recordar

• La gota puede diagnosticarse con exactitud mediante la identificación de los cristales característicos en el líquido de las articulaciones.
• Existen dos tipos de tratamiento para la gota: medicamentos que controlan los ataques de dolor articular, tales como los AINE, la colchicina y los corticosteroides, y medicamentos que, con el tiempo, pueden reducir el nivel de ácido úrico en el organismo para que los ataques sean menos frecuentes o desaparezcan por completo.
• Las personas que padecen gota crónica suelen requerir un tratamiento farmacológico de por vida para reducir los niveles de ácido úrico.
• Los cambios en el estilo de vida, tales como controlar el peso y limitar el consumo de alcohol y comidas que incluyan carnes y pescados con un alto contenido de purinas, también pueden ser útiles para controlar la gota

 

FUENTE: COLEGIO AMERICANO DE REUMATOLOGIA
ESTE MATERIAL EDUCATIVO ESTA SIENDO UTILIZADO BAJO AUTORIZACION DEL COLEGIO AMERICANO DE REUMATOLOGIA
Asociación Salvadoreña de Reumatología